POR FIN SALIO ROGELIO FRANCO DE LA CARCEL: ENCARCELADO POR CUITLAHUAC

 

 

Rogelio Franco: el exsecretario yunista que resistió la maquinaria judicial y hoy celebra su libertad total.

Lilia Santos

Xalapa, Veracruz.- Después de más de cuatro años de convertirse en uno de los principales símbolos de la persecución política en Veracruz, Rogelio Franco Castán, exsecretario de Gobierno durante la administración panista de Miguel Ángel Yunes Linares, logró finalmente recuperar su libertad absoluta. Este martes, tras quedar anulada la última medida cautelar que lo mantenía bajo restricciones legales, Franco salió al frente con un mensaje cargado de emociones, pero también de fondo político.

“Pasé 1,556 días privado de la libertad. Hoy inicia el verdadero camino hacia la libertad”, escribió en redes sociales. No es un dato menor: durante ese tiempo, su nombre fue parte de una larga lista de exfuncionarios yunistas procesados por el gobierno estatal morenista, en lo que desde diversos sectores se ha calificado como una embestida sistemática para desmontar todo vestigio del régimen anterior.

Desde su detención en diciembre de 2021, Franco Castán no fue simplemente un acusado más. Como exsecretario de Gobierno, pieza clave durante el bienio de Yunes Linares, su encarcelamiento tuvo un claro componente político que alimentó la confrontación entre el PAN y Morena en la entidad. Los delitos imputados fueron diversos: ultrajes a la autoridad, abuso de autoridad, peculado y retención de menores. Una lista que, para sus abogados y simpatizantes, fue construida artificialmente para mantenerlo tras las rejas.

El propio Franco siempre denunció que su encarcelamiento obedecía a represalias por su confrontación abierta con el régimen de Cuitláhuac García Jiménez, quien asumió la gubernatura en 2018 cobijado por el lopezobradorismo.

A lo largo del proceso, varios de los cargos fueron cayendo uno tras otro, producto de amparos federales que desnudaron las debilidades jurídicas del expediente en su contra. El golpe más fuerte al caso llegó en abril de este año, cuando un Tribunal Colegiado desestimó el delito de retención de menores y ordenó su inmediata liberación parcial, permitiéndole volver a ver y convivir con su hija menor Victoria, tras dos años de separación forzada.

El caso Rogelio Franco siempre fue considerado un ejemplo paradigmático de cómo, en Veracruz, el aparato de justicia ha sido instrumentalizado políticamente bajo la administración morenista. Jueces locales, fiscalía estatal y estructuras judiciales fueron señaladas reiteradamente por su evidente subordinación al poder ejecutivo, situación que ha sido denunciada incluso en organismos nacionales de derechos humanos y por actores políticos fuera del estado.

Mientras Franco permanecía privado de su libertad, otros excolaboradores yunistas enfrentaron procesos similares, alimentando la narrativa de un ajuste de cuentas político. El discurso de “limpia de corrupción” esgrimido por Morena encontró en estos casos una bandera, aunque el trasfondo fue más complejo: consolidar el control político absoluto sobre Veracruz, desactivando cualquier posible oposición con pasado de poder.

Con su liberación total, Rogelio Franco no sólo recupera su libertad personal; recupera también su voz política, justo en un escenario electoral estatal que recién empieza a recomponerse tras los comicios de 2025.

“Es un paso hacia la justicia, hacia el respeto al Estado de Derecho. Espero que ningún otro ciudadano vuelva a pasar por lo que yo pasé”, expresó. Detrás de sus palabras hay un claro reproche a lo que muchos calificaron como un abuso judicial orquestado desde Palacio de Gobierno. Un mensaje que resuena, además, en momentos en que el morenismo veracruzano vive un desgaste creciente y en donde las fracturas internas comienzan a aflorar tras el paso de Cuitláhuac García.

Aunque Rogelio Franco no ha delineado públicamente sus próximos pasos, su liberación total podría significar el eventual regreso de uno de los cuadros políticos más experimentados del perredismo veracruzano, hoy debilitado, pero aún con algunos bastiones, o incluso una pieza de ajedrez dentro de las alianzas opositoras que buscan reorganizarse frente a Morena rumbo al 2027.

Lo que es cierto es que su caso seguirá siendo un referente cada vez que se discuta la manipulación de la justicia con fines políticos en Veracruz. Un recordatorio incómodo para quienes hoy ostentan el poder, y un emblema para quienes han sido víctimas de ese aparato judicial al servicio de intereses partidistas.

Por ahora, Rogelio Franco celebra el final de un largo calvario personal, pero el capítulo político, sin duda, aún no se cierra.

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